Época: Arte Español Medieval
Inicio: Año 1150
Fin: Año 1250

Antecedente:
El claustro

(C) María del Carmen Muñoz Párraga



Comentario

La panda del refectorio es la que ha sufrido las mayores transformaciones en las abadías femeninas, para lograr una mayor funcionalidad en cada época. Así, el calefactorio es una pieza que no se conserva en ningún monasterio; en Cañas hay una puerta en arco de medio punto, hoy cegada, que indicaría el posible acceso a un espacio donde quizá estaría el hogar en el que se calentarían las monjas los días de invierno y podrían desleír la grasa para las sandalias.
La comida la realizaban las religiosas en silencio, mientras que otra monja, desde el púlpito, leía textos piadosos. Las mesas del Refectorio se disponían junto a los muros y en el correspondiente al lado sur estaba el lugar de la abadesa, cuando comía con la comunidad, o el de la priora en su ausencia. Si el refectorio era lo suficientemente grande, se compartimentaba y en él también comían las conversas, aunque lo usual es que éstas tuviesen un refectorio propio en su respectiva panda o al otro lado de la cocina. La disposición de los refectorios era perpendicular al claustro, al igual que los de monjes, rompiendo así la tradición benedictina que lo situaba paralelo a la panda. El adoptar esta colocación facilitaba una mejor comunicación con el calefactorio y la cocina, que eran las estancias que lo flanqueaban. Incluso, si era necesario una ampliación, se podía alargar por el lado sur, sin nada que lo impidiera y sin alterar las dependencias anejas. El refectorio de Las Huelgas es el más parecido, por su monumentalidad, al de los de monjes. Aunque muy transformado, no en el espacio arquitectónico pero sí en la cubierta, ya que una bóveda de cañón con lunetos vino a sustituir a la primitiva armadura de madera con vigas policromadas.

La Cocina se comunicaba con el refectorio. Han sufrido muchas alteraciones y las conservadas suelen ser muy tardías. Por lo general era una cocina común para monjas y conversas. Posiblemente las antiguas serían de hogar central, bajo la campana de una chimenea apeada en cuatro pilares. La principal innovación moderna sería la creación de un fogón adosado a un muro lateral. Era muy importante que la cocina tuviese un buen acceso a los almacenes y despensas, así como con el exterior de la clausura.